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Bale se viste de líder


DOS GOLES DEL GALÉS Y UNO DE MORATA LE SIRVEN AL MADRID PARA SEGUIR EN LO ALTO DE LA TABLA A PESAR DEL JUEGO


El Real Madrid consigue hacer previsible lo previsible. Da la sensación de que en sus partidos cada vez pasan menos cosas. O menos cosas buenas. Si la temporada del equipo blanco fuese una serie estaríamos rajando del guionista. Pero gana. No juega bien, pero gana. Y al final de temporada no se reparte un expediente de habilidades o méritos, se hace un recuento de puntos y el que más tenga se lleva el título. A eso es a lo que juega el Madrid, a ganar la Liga. [Clasificación de LaLiga]

El discurso del partido trató sobre el liderazgo. El de la clasificación y el del equipo. Y Bale cogió las riendas de ambos debates. En una primera parte en la que ni el horario se puede tomar como excusa para la somnolencia y los errores exhibidos por los blancos, el galés hizo aquello que antaño hacía Cristiano. Pum, pum, dos tiros a puerta, dos goles y partido resuelto al descanso.

Isco deslumbró con el primer rayo de sol en una fría mañana. Un pase medido a la bota de un Bale que en carrera es imparable y que no perdonó ante Serantes. Como tampoco lo hizo en la última jugada de la primera parte, donde cazó con la puntera un balón sin hogar y le proporcionó una red en la que dormir.

Bale le tapa el sol a un Cristiano que evidencia horas bajas. Nunca fue un gran sofista, nunca tuvo que embellecer con retórica su posición predominante en el equipo. Ronaldo jugó ante el Leganés su partido número 360 con el Madrid y ha marcado 372 goles. Los datos siempre fueron su mejor argumento. A cualquiera que le discutiera le presentaba en la cara su hoja de servicios. Pero ahora que no acompañan las cifras, su falta de habilidad empática y sus gestos de desesperación le hacen parecer en peor momento del que está. Es su peor enemigo, pero su actitud apabullante también puede ser su mejor solución.

El Leganés se plantó peleón en el Bernabéu, pero mientras en una mano sostenía una goma de borrar el juego del Madrid, en la otra no aparecía una pluma para escribir su propio guión del partido. Lo intentó con más candidez que ojo afilado. Y, a pesar de que dejó durante algunas fases una buena impresión en La Castellana, se marchó sin botín.

Gabriel dejó un par de buenos detalles, Insua las ganas, Szymanowski esa sensación de "como le caiga medio balón en buena posición...", pero nada más. No era su Liga, que se suele decir, pero tampoco fue capaz de aprovechar el bajonazo del primer tiempo y la siesta en la que se sumió el Madrid tras los primeros cambios y hasta el gol de Morata.

Álvaro, que se pasó medio partido por los suelos, peleando, estuvo a punto de hacer buenos los argumentos que le etiquetan como revulsivo, que le niegan un puesto en el once. Pero se desquitó con un gol de '9', de delantero, de lo que es. Recibió un buen pase de Kroos y en una corchea dejó atrás a sus dos defensores para batir por el palo corto a Serantes en un engaño de mirada y cadera.

"El Madrid siempre parece que te deja, te vienes arriba y de repente miras el marcador y vas perdiendo 3-0", declaraba Garitano hoy en una entrevista en El País. Lo clavó. Pasó lo esperado, lo que 'tenía' que pasar. Los de Zidane no se contagiaron de la alegría del Bernabéu al ver reaparecer a Modric, pero al final, aunque Homer sea astronauta, camionero o empleado del Badulaque, al término del capítulo sigue trabajando en la Central Nuclear. Al final, el Madrid vuelve a ganar. El líder, con su nuevo líder, sigue siendo líder.

Fuente: Marca

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