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El Liverpool pasa su crisis al Arsenal

Triunfo de los 'reds' que deja tocado a Wenger


Klopp y Wenger se saludaron sufriendo. El Liverpool se caía en 2017 y el Arsenal daba síntomas de cansancio. La zona Champions, ese seguro para el técnico francés las últimas temporadas, amortiguaba las críticas. Pero el 'Pool' tiró de Anfield y de su fuerza para ganar (3-1) y pasar su crisis al Arsenal. Los 'reds' se han especializado en tumbar gigantes desde la llegada de Klopp. Sus últimos tres triunfos en Premier han sido caza mayor (City, Tottenham y Arsenal). Ninguno de los seis primeros han sido capaz de vencerles en nueve enfrentamientos esta campaña. Otra cosa es jugar contra los 10 últimos. Pueden pichar en Bournemouth, Burnley y Hull y ganar en el Emirates y en el Bridge. Un mundo opuesto al de Wenger y sus futbolistas. Los 'gunners' no han triunfado en ninguna de sus últimas 11 visitas a los seis primeros. Su falta de competitividad les empuja fuera de los cuatro primeros.

Wenger dejó en Londres a Özil y a Alexis en el banquillo y el Arsenal pisó el césped de Merseyside desdibujado. Le faltó intensidad y el Liverpool lo penalizó. Cuando hay rock, la banda de Klopp no desafina. Mané asistió a Firmino para que abriera el marcador. Y el delantero brasileño dio al extremo senegalés el 2-0. Primero tú. Luego yo. Firmino lleva nueve tantos y cuatro asistencias. Mané acumula 12 y cinco. La pareja de moda. En las dos dianas el balón se paseó de un lado a otro del área sin despeje visitante. Sintomático. Sin brillar, sólo con sudor, los 'reds' golpearon dos veces a un Arsenal sin fuego. Y en Anfield sin dejarte las piernas te quemas.

Cech bloqueó a Coutinho. Wenger, en un ecosistema adverso, metió a Alexis Sánchez. Giroud probó a Mignolet, que despejó su cabezazo al larguero con un paradón. El atacante chileno se inventó un pase que Welbeck, con una finalización brillante, de cuchara, transformó en el 2-1. El Arsenal se metía en el partido y al Liverpool le entraban dudas. El medio campo se llenó de minas pero a los 'gunners' no les alcanzó. No crearon apenas peligro. En una contra, Lallana bailó y lanzó a Origi (que antes había rematado al palo) para que regalara a Wijnaldum el 3-1. La sentencia. El golpe maestro. El Liverpool respira, vuelve a la zona Champions y Wenger se queda tocado y con su equipo quinto. Klopp vuelve a sonreír. Ha convertido los triunfos en los grandes escenarios en una costumbre. Una situación extraña en el Emirates. La tormenta se sitúa ahora en el norte de Londres.

Fuente: Marca

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